lunes, 31 de enero de 2011

domingo, 30 de enero de 2011

La puerta de tu casa estuvo abierta

«Sólo sé cantar. Lo demás es supervivencia»

La música es mi mejor excusa para cualquier cosa, en este caso para volver a Puerto Rico aunque fuera una hora y media.

El caso es que mi plan tuvo consecuencias inesperadas y no sólo estuve en Puerto Rico, sino que tuve la gran suerte de viajar desde Málaga a Vitoria, pasando por Cádiz, Alicante, Madrid… (Hubo alguna cuidad más) Es una sensación indescriptible la de cantar “de casa para afuera”. Es como si cantara a voz en grito desde las ventanas, y la verdad es que me encontré muchas ventanas abiertas.

Sólo quería darte las gracias a ti, por dejarme entrar en tu casa con mis canciones, que estuviste horas conectado/a a una carta de ajuste como las de la tele de antes sólo para reservar “buenos asientos”, que te sabes mis letras como si fueran tuyas (tal vez porque lo son), a ti, que te me has acercado en estos últimos días diciéndome “yo vi tu concierto” o “¡allí estaba yo!”… Sólo quería darte las gracias por gastar la noche del jueves en ser “eco” y hacerme sentir que a veces, cuando canto, todo tiene sentido.

GRACIAS


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martes, 18 de enero de 2011

Mi afán por compartir cuentos

He estado a punto de perderme, de olvidar una parte de mí, que ahora ni reconozco, pero que es, que soy yo.

Como León Felipe, «…me han dormido con todos los cuentos y sé todos los cuentos», y en mi afán por compartirlos, recopilé y a veces inventé algunos cuentos, convirtiéndolos en escrito. Así comenzó mi andadura por el mundo “blogger” que llamamos ahora.

Tengo la impresión de haber escrito desde siempre, pero mi primera publicación fue en mayo de 2005 (aunque reconozco que seis años escribiendo ya son unos cuantos…)

Hace un par de días entré a echar un vistazo al pasado, a lo que antes estaba muy de moda, el “espacio” que te proporcionaba tu cuenta de correo, y descubrí que si quería conservar todas las historias que había ido coleccionando tenía que migrar mis enseres a un nuevo blog (muy buena táctica de “márquetin”) así que tenido que aceptar las condiciones impuestas, pero ha merecido la pena rescatarlo todo.

Así empezaba “Cuentos Compartidos”, mi primer blog:

– He abierto mi cementerio de ideas
y he rescatado una canción para tí.
Una de esas que ya había olvidado,
que había perdido el sentir.

Han renacido un par de "frases poeta",
las he cubierto con acordes al son
y melodías que tejí en el pasado,
y ahora te canto un "sí".
te voy cantando un "sí mayor" —

Sólo siento que renazca con cara lavada y renovada para quedarse inmóvil al borde del camino, pero me alegra saber que cuando quiera leer lo que me hizo vibrar, lo que fui, voy a tener otro lugar más dónde acudir.

CUENTOS COMPARTIDOS

lunes, 17 de enero de 2011

Síndrome de saturación

 

004 Sindrome de saturacion

He ido desarrollando, no sé si consciente o inconscientemente, una autodefensa psicológica de negación a la “World Wide Web” debido a la sobreestimulación, o dicho de otro modo menos pedante, en estos dos meses he vivido prácticamente en las redes sociales y los blog ya que la baja no me ha permitido hacer vida “pública” de otra manera, así que me he saturado y he abandonado el ordenador.

Tengo cosas que contar, por supuesto, sus majestades los reyes de oriente, de los que despotricaba el día cinco de enero, se comportaron estupendamente y me regalaron calzoncillos y calcetines [se oye un leve silbido, como de hacerse el sueco]. El problema es que no me apetece sentarme a escribir, que ya cubrí el cupo de “vida on-line”

Volviendo al síndrome… me suele pasar a menudo.

Por ejemplo hace unos meses en Italia desarrollé insensibilidad ante la belleza, fueron unos días tan intensos y llenos de cultura y arte que cuando llegué a Florencia, última parada de nuestra ruta, lejos del famoso síndrome homónimo también llamado de Stendhal, lo que sufría era totalmente lo contrario porque todo me parecía feo. Afortunadamente las fotografías demuestran que me equivocaba.

Me sucede también con cosas tangibles, por ejemplo la comida. Aborrezco la tortilla de patatas, que antes adoraba, pero desde que se convirtió en comida sustitutiva a “lentejas y pescado” todos y cada uno de los jueves laborables… No la puedo ni oler… Pero bueno, ya he divagado suficiente por hoy. Yo sólo quería decir que no es que haya perdido el don de palabra escrita, sólo que perdí las ganas de escribir…

¡Ya se irá pasando!

miércoles, 5 de enero de 2011

El dilema corazón/cabeza

¿cual es la frecuencia -te argumento-
de tu sonrisa al cabo del día?
Para darte a entender: física y poesía
pueden ir de la mano sin problemas
o por lo menos, hacer el intento.

Ikea, los chaise longues y la cabalgata de mi barrio son perjudiciales para la salud cervical

Llevo más de un mes “vegetando” en casa, saliendo apenas (o a-penas, depende del caso) y haciendo traslados corporales de la cama al sofá y viceversa. Pero yo sabía que este día tenía que llegar, pues “los reyes” están asomando ya (y hay que comprar leche y galletas pa’ los camellos…)

Total, que hoy, después de la maravillosa y nada dolorosa sesión de rehabilitación he llegado a casa y mi madre prácticamente me esperaba con el monedero en la mano y mi padre con las llaves del coche. Sin darme tiempo a pensarlo me he visto camino del polígono en busca de las naves de venta de muebles, buscando un “3+2” pero sin tenerlo claro, porque los “chaise longue” marcan tendencia… [yuju] (quien haya amueblado su casa comprenderá mi encrucijada) No exagero si digo que no ha faltado tienda en Málaga que no hayamos visitado, porque nada, absolutely nothing, convencía a mi madre para renovar la casa.

En un momento del almuerzo se me ocurrió sugerir un nombre sueco: Ikea. No me acordaba yo que odio esa tienda, que entro con la impresión de estar siendo conducido al matadero por las flechas del suelo, y que me parece tan laberíntico que cada vez que cambio de sección me siento Teseo y tengo la seguridad de que me voy a encontrar con el Minotauro (o más bien me siento Minotauro a merced del gran Dédalo sueco). Como era de esperar, esos estilos tan simples no han convencido tampoco y después de dar mil y una vueltas hemos logrado salir vivos de aquel horrible lugar lleno de personas mirando hacia arriba o hacia abajo, pero ninguna al frente.

Como último recurso, cuando ya me daba por vencido y barajaba otras posibilidades para regalar, hemos visitado una tienda de muebles relativamente cerca del barrio y allí, por fin, ¡lo ha encontrado!. Ya tengo regalo para mis padres, sólo que los reyes traerán un “vale por un sofá” porque tardan treinta días en traerlo.

Camino de la última tienda notaba yo un tráfico demasiado denso para ser tan temprano, y además era inusualmente raro por aquella zona. Entonces lo supimos: la cabalgata del sector Cruz del Humilladero, vamos, lo que viene siendo mi barrio.Después de un tiempo larguísimo esperando para pasar, los amables policías nos han desviado de la ruta. En este momento de la historia ya no pude más. – Papá, me bajo, me voy andando a la casa, tardaré menos. – y así ha sido, me he bajado del coche y he atravesado la muchedumbre hambrienta, que parece que no han comido caramelos en su vida, para poder encauzar mi regreso. Cuando ya llevaba diez minutos entre niño y padre, gritos y pitos, tambores y villancicos rocieros, he parado en seco mi caminar y he respirado profundamente para no volverme “republicano” y gritar ciertas verdades sobre los reyes delante de los críos.

Lo importante es que llegué a mi “celda-refugio” habitual que algunos llaman casa, cansadísimo del tute (qué gran juego de cartas) que me he pegao', con un “leve” dolor de cuello y prometiéndome no pisar Ikea hasta que no sea de vital importancia. Peeeeeeeeeeeeeeeeeeero… ¡con la satisfacción de haber encontrado el regalo!

(bufff, ¡cómo me enrollo!)

lunes, 3 de enero de 2011

Imborrables

Hay huellas que ni las lluvias se atreven a borrar, ni el viento y las arenas esconder, ni el tiempo marchitar.

Son huellas que adornan las paredes del alma, sentimientos sacramentarios que imprimen carácter: la Fe, la Amistad, el Amor…

003 Imborrables

Fotografía: Magdalena Requena (es la pared de su casa)

Trescientos sesenta y cuatro días (y la decisión de las uvas)

No me gusta llamar a esto “propósito de año nuevo” porque de todos es sabido que esas empresas fracasan a veces incluso antes de empezar a rodar.

Pero hacer mudanza y empezar a dejar escritos en otros rincones no era el único cambio. Esa tarde del día 31 decidí que, ya que me ha ido como me ha ido en este año, iba a hacer un experimento e iba a decir “no” a las uvas que muchos llaman “de la suerte” (me río yo). Así que allí estaba yo, sentado en el salón de casa de mi tía esperando la imagen estática más popular del año en la televisión, el reloj de la Puerta del Sol, con las manos vacías y viendo cómo mi familia pelaba sus uvas y se cercioraba que fueran doce y no tuvieran ninguna pepita más grande de lo habitual (es la comida del año que más se manosea, cuando lo miras objetivamente te das cuenta de las barbaridades que se pueden hacer para no morir en el intento de entrar en el nuevo año) y mi hermana y mi padre preparaban el racimo de gominolas  [no me puedo creer que el corrector no dé por válida la palabra gominola… pero eso no viene al caso]. Y llegó el momento, las presentadoras explicaron el funcionamiento del reloj como si fuese la primera vez en la historia que se dan las doce campanadas y bajó el carrillón, y en mi mente esta idea: “Cada día, desde hoy, me diré: todo empieza hoy”. Acabadas las doce pizcas de tortura y con la boca aún copada de fruta “a lo hamster” llegaron los besos y felizañonuevos y los brindis con cava (alguien dijo: el cava es la única bebida que sólo se usa para brindar, si no fuera por eso nadie la tomaría)

Y por fin… A celebrar eso de “…vida nueva” con los amigos.

002 Trescientos sesenta y cuatro días (y la decisión de las uvas)

Columna de sonido, mesa de mezclas, mesa de dj, portátil y micro “en mano” (en mano sí… jajaja) nos fuimos a churriana a montar, nunca mejor dicho, la fiesta de la noche. Cotillones, Wii, Black Stories, ganchitos, patatas, coca colas y “rones” hicieron el resto y sin darnos cuenta eran las seis y media de la mañana. (ya veis que no nos hace falta gran cosa, lo importante es estar) Comenzamos a recoger y condujimos de vuelta, con sus odisea correspondiente, ya que había un control de la guardia civil que “más que control era exámen” según Dani, con sus nueve o diez coches convirtiendo con su efecto embudo la autovía de tres carriles en uno y parando a todos para hacer “el agosto” (empiezan pronto). Al final nos amaneció en la carretera.

Y con la luz es imposible dormir y me costó la misma vida conciliar el sueño. Y esta es la historia de cómo se desvaneció el primer día del año. Esto… ¿yo qué quería contaros? ¡Ah! que lo disfruté mucho en nochevieja (Todo se resume en eso, pero es que a mi me gusta echarle literatura)

A veces creo que el día 1 de Enero no existe (son los padres)